Título: Agua Dulce | Autore: Akwaeke Emezi | Traducción: Arrate Hidalgo | Editorial: Consonni | Precio: 19,50€ |
Compré Agua Dulce prácticamente a ciegas, un libro sobre el que apenas leí nada, aunque en parte lo hice porque le había gustado a varias personas de esas que son "de fiar". Y cuando por fin leí la sinopsis, no era capaz de hacerme una idea de lo que trataba esta historia, más allá del camino vital de una mujer nigeriana. Dioses, espíritus... algo tan abstracto, tan particular, que realmente es difícil de resumir en la contraportada de un libro. Y por supuesto, también es muy difícil hablar de él. Partiendo de la base de que creo firmemente que este es un libro en el que hay que sumergirse a ciegas, intentaré explicar lo mejor posible por qué esta historia me ha fascinado tantísimo.
Agua Dulce nos guía por la vida de Ada, una niña y luego mujer nigeriana que casi muere en el parto. Según va creciendo su ser se va fragmentando y creando diferentes vidas dentro de ella. Les hermanes, que la mayor parte del tiempo duermen en su interior, aunque Ada sabe que están ahí;Ashugara, su alter persecutor que nace después de que la violaran en la universidad y que, a su manera, hace sufrir a Ada y a los de su alrededor para protegerla y que al mismo tiempo intenta que Ada se suicide para poder regresar al mundo espiritual con sus hermanes; y Sant Vincent, un alter protector que nació a la vez que Ashugara y que está ahí para ser el equilibrio entre todas las partes.
Y es que Agua Dulce nos resulta ajeno porque Emezi, en vez de utilizar la psiquiatría occidental para explicar lo que le sucede, decide que la espiritualidad y la mitología igbo funcionan mucho mejor. Un psiquiatra describiría las vivencias de Ada como los síntomas de un trastorno de identidad disociativo, donde, tras un evento traumático, el yo se comienza a fracturar para proteger a la identidad principal, exactamente lo que le sucede a Ada. En Agua Dulce vemos a Ada intentar entender qué le sucede y como navegar con sus alters (denominación para esos "fragmentos"), hablando con elles, negociando hasta que se da cuenta de que no están ahí para volverla loca, si no para evitar que lo haga. Cada une de elles es la respuesta a un evento traumático. Ada alberga a sus dioses, sus obganjes y ella a la vez acepta que es hija de Ala, la diosa creadora de la tierra y de absolutamente todo.
Agua Dulce es la historia de Akwaeke, que de hecho, es el primer nombre de Ada y que nunca es mencionado en la novela más que para decir que significa "el huevo de la pitón" en igbo. El libro está narrado en su mayoría desde la perspectiva de los obganjes, siendo eternos testigos de la vida de el Ada, y siendo todes parte de una misma historia.
Es muy difícil hablar de este libro como ya digo. Si conocíais el TID habrá cosas que no os resulten tan extrañas como a alguien que no sepa en absoluto de qué se trata. Para ellos, este libro puede considerarse prácticamente una fantasía, una historia de dioses, de algo que en realidad no sucede o que quizás se trata de una metáfora que explica las multiplicidades del ser humano, porque todos tenemos muchas facetas. Pero esto es otra cosa, es algo más íntimo y real, sin rastro de metáfora. Emezi habla de su vivencia y de como se da cuenta de que la tradición igbo explica mejor lo que le sucede y le resulta mucho más reconfortante y real que lo que explica la medicina occidental. ¿Por qué nuestros manuales son mejores que sus historias? En un mundo en el que la psiquiatría existe para patologizar todo lo que no se entiende o no encaja, que una persona encuentre sentido a lo que le pase en otro lado no debería ser un problema. Y es que el tema de la salud mental desde la visión occidental también da para mucho, claro.
En resumen, es difícil olvidar una novela como esta, y es difícil entenderla por completo por todo lo que ella implica. Como digo, lo mejor que podéis hacer es leerla a ciegas, pero si ya habéis leído la reseña, siempre será mejor leer el libro que no hacerlo.
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