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Tenía pendiente desde principios de año el hablaros de Una educación mortal, y aprovechando que es la época de hablar de mejores y peores lecturas (oh si, de eso vamos a hablar) creo que es el momento perfecto de hablaros de este libro que me dejó totalmente fascinada y que se metió entre mis mejores lecturas de este año que nos deja, justo por debajo de La parábola del sembrador de Octavia E. Butler del que también os quiero hablar porque... oh.
En Una educación mortal seguimos los pasos de Galadriel (ella prefiere El y creo que es lógico el por qué) por la Escolomancia, que como su nombre da a entender, es una escuela en la que estudiantes de 4 a 18 años tienen que conseguir graduarse, con vida a ser posible. Porque esa es la parte complicada: la Escolomancia no es una escuela de magia al uso: ahí dentro no hay profesores ni tutores que vigilen a los chavales, si eso, lo que hay son trampas mortales, demonios y adolescentes que están descubriendo que por qué esforzarse si utilizando la malia (una energía mágica que se obtiene del sufrimiento que le causas a terceros) todo es mucho más sencillo. Así que imaginaos: sois adolescentes y os sueltan en un sitio donde absolutamente cualquier cosa te puede matar y encima tienes que aprobar una serie de exámenes para los que te preparas de forma totalmente autodidacta, aunque la verdad sea dicha todo esto suena un poco a pandemia 2020 si queréis saber mi opinión... pero en fin, en estas esta El, que se enfrenta a su último año en la escuela y cuando Orion Lake le salva la vida, ella decide que tiene que matarlo.
Una educación mortal es, definitivamente, un libro que no le recomendaría a cualquiera. Aunque el argumento pueda serle atractivo a muchísima gente, la manera en la que está escrito no lo es tanto: a lo largo de las páginas de esta historia habrá muy poco diálogo y muy poca interacción con otros personajes (en parte es lógico ya que a El la rehúyen por causas que tendréis que descubrir vosotros) y muchísimo monólogo interno. Si no te gustan los libros con monólogo interior y un estilo de escritura que parece más salido de los 80 que del siglo XXI, esto no es para vosotros. Y no pasa nada, eh, se coge otro libro y ya. Pero si os gusta... por favor, dadle una oportunidad a este libro.
Puede que sea algo denso, puede que a veces acabes hasta el moño de El y sus divagaciones, pero si hay algo bueno es que la protagonista es tremendamente graciosa en su cinismo y estar metida en su cabeza puede llegar a ser muy divertido. El está hablando contigo, está contándote a ti, lector, lo que le pasa, lo que siente y lo que piensa y a veces es como estar hablando con ese amigo cínico y un poco amargado sin ser cargante que casi todos hemos tenido alguna vez. El es la típica adolescente edgy que sería fan de Orslok si pudiera ver vídeos de YouTube: odia a la gente, no sabe relacionarse, tiene un sentido del humor muy negro pero al mismo tiempo todo eso es una fachada y si que le gustaría conocer gente y ser amiga de alguien que sea afín a ella. Y por otro lado tenemos a Orion, el héroe de la escuela al que todo el mundo adora, que es querido y no tiene que esforzarse por caer bien, que extrañamente quiere estar cerca de El porque le cae bien. Es curioso porque al estar narrado desde el punto de vista de El y al no tener apenas interacción real, no vemos al auténtico Orion si no lo que cree Galadriel ver en él: un santurrón hasta la náusea que se esfuerza mucho en ser siempre el mejor Y sin embargo, pasan las páginas y ya te das cuenta de que El es una obtusa que no se entera de nada. Lo típico.
Un aspecto fascinante del libro es el worldbuilding y es que la escuela y el sistema de magia me han parecido como poco originales. También me ha parecido que la autora ha sido capaz de dar la información necesaria en el momento justo, sin caer en infodump ni nada similar, ni sobreexplicar algo que no necesitaba ser explicado. Es claro y conciso, y eso siempre es de agradecer. En general, Naomi Novik tiene una habilidad especial para crear mundos complejos y a la vez sencillos, y creo que es un poco la marca que la distingue sobre otros autores.
Quizás la sensación al terminar el libro es que es demasiado introductorio y que deja muchas tramas abiertas, pero al final esto es una trilogía y como tal me gusta que me deje con motivos para querer leer el segundo si no, no se que gracia tendría el asunto. Ya os digo que todo lo que para otros es una pega en este libro, para mí es una virtud: Una educación mortal es un libro que no te da opción a las medias tintas, o lo amas o lo odias.
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