Título : Ring Shout | Autor: P. Djèlí Clark | Traducción: Raúl García Campos | Editorial: Obscura | Precio: 16`90€
Nos situamos en 1922, en Macon, Georgia. Pero más bien, es el Macon de un universo paralelo al nuestro. Aquí Maryse Boudreaux, una paladina que, armada de su espada mágica, tiene el propósito de terminar con los Ku Klux, que no son más unos monstruos cósmicos que han venido a través de la brecha que ha causado la proyección de El Nacimiento de una Nación con el propósito de parasitar a los humanos susceptibles (los conocidos de sobra Klanes) creando y avivando el odio que hay ya hay dentro de ellos. Junto a Maryse, están Chef y Sadie y otro grupo de personas que, al igual que ellas, son capaces de ver lo que se esconde detrás del disfraz humano que han adoptado los Ku Klux. La misión de acabar con ellos no solo es casi imposible, si no que todo empeorará cuando llegue a su conocimiento que la maldita película que lo empezó todo volverá a ser proyectada con la intención de abrir un portal a un monstruo aún mayor.
A grandísimos rasgos, esto es Ring Shout. La verdad es que ha sido una lectura increíble: la manera del autor de utilizar unos sucesos reales (la segregación, la esclavitud, el KKK...) para contar una historia de fantasía, de terror casi es... quiero decir: puede parecer que Clark utiliza lo sobrenatural para explicar lo real, pero no: es justo al contrario. Los monstruos que llegan a través de esa invocación no llegan y empiezan a poseer a la gente sin más: poseen a aquellos que ya sienten esas cosas, que forman parte de los klanes y se sirven de su odio para aumentar sus filas. Los racistas, los asesinos y perseguidores son para ellos carne de la que aprovecharse. Muy hábilmente el villano se llama Carnicero Clyde, puesto que lo que hace al final no es más que eso: manipular la carne. Toda la mitología que crea el autor, esta lección de historia, el horror cósmico empleado y la manera de hacerlo... todo para contarnos lo que ya sabemos: que el odio, no nace solo, si no que se basa en en estructuras de poder e intereses y que absolutamente todos tenemos que luchar con demonios internos y que cualquiera puede caer en esa piscina, en ese barro que nubla los sentidos y que te da una razón de ser a la vez que te consume por dentro.
El libro, en apenas 200 páginas no decae en casi ningún momento: si bien es cierto que no le da tiempo a hacerlo, también es verdad que los personajes, su forma de ser, sus pensamientos y conversaciones, siendo relevantes para la trama pero no imprescindibles para el desarrollo de la misma (cuando Emma, una judía alemana comunista y Chef discuten sobre el socialismo y de como incluso dentro del movimiento obrero hay rechazo hacia la gente racializada, por ejemplo... sinceramente uno de mis momentos favoritos de la novela) hacen que mantengamos el interés en todo momento. El trabajo de Clark con esta historia no está lejos de ser brillante: sin necesidad de escribir un ensayo, con una obra de fantasía oscura histórica, ha conseguido poner sobre la mesa, sin pompa ni floritura alguna, una conversación imprescindible.
Esto además no está exento de humor e ironía. Ya de por sí me parece irónico utilizar el horror cósmico precisamente para el enfoque de esta historia (creo que sabemos de sobra por qué), si no que además hay toques de humor aquí y allá: un humor ácido en ocasiones, que muchas veces resulta de conversaciones entre las tres protagonistas que hacen que todo resulte menos tenso y épico, más humano. Esto sumado a que la utilización de los clichés (el de la elegida en este caso) es positiva, resulta en una novela yo diría que prácticamente redonda. Es cierto que lo de la espada mágica, sin embargo, puede que descoloque un poco al principio, pero en cuando te metes en la historia entiendes qué significa dicha arma, que no deja de ser una metáfora.
Mención especial merece la traducción de Raúl García Campos, que ha sido clave para poder tener la más fiel reproducción de la obra original ya que el texto ha debido de ser adaptado de una manera muy particular: por un lado tenemos la utilización del gulá, una lengua criolla que se basa en la mezcla de palabras africanas e inglesas que utiliza uno de los personajes, y por otro lado está el inglés afroestadounidense vernáculo, un inglés caracterizado por las contracciones, eliminación de letras y sílabas etc... si habéis visto Django Unchained, creo que podréis saber a qué me refiero exactamente. Bueno, pues la traducción en ese sentido no puede ser más acertada, si bien es cierto que no es la misma experiencia la traducción ha ayudado muchísimo a ello. Me quito el sombrero ya que no me imagino lo complicado que debe ser enfrentarse a un trabajo así y que resulte satisfactorio.
Puedo decir que Ring Shout ha sido una de mis mejores lecturas del año y que si os gusta el género en el que se enmarca, por favor, le deis una oportunidad. Nunca sabréis lo que os estáis perdiendo si no lo hacéis. Y si me equivoco, lo siento mucho, no lo volveré a hacer (mentira).
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