Reseña: LA CHICA DE HIELO DE ANDREA TOMÉ

Título: La Chica de Hielo | Autora: Andrea Tomé | Editorial: Crossbooks | Precio: 15'65€

 

Carmen es una chica de 17 años, patinadora artística, que acaba de volver de Toronto tras una lesión muy grave que la ha alejado de las Olimpiadas. Una vez de vuelta en Madrid, tendrá que empezar a reconstruir su vida y sobre todo, llevar sobre sus hombros el secreto de que su entrenador la violó una tarde en los vestuarios. Ahora, en Endora, un pequeño pueblo madrileño donde vivirá con su madre y su hermana pequeña, tendrá que volver a aprender a hacer amigos y también ir a las sesiones con la doctora Pena, la cual no consigue que Carmen le cuente qué sucedió y por qué ha dejado de comer. Poco a poco, después de coincidir en un castigo con otros cuatro chicos, Carmen logrará integrarse e intentar tener una vida normal, cuando nada lo es.

La verdad es que  leer a Andrea Tomé para mi es sinónimo de pasar un buen rato. Sus historias me recuerdan a las novelas juveniles contemporáneas se publicaban allá por 2014, sin la mayoría de cosas malas que tenían las mimas. No sé si es por la manera de escribirlas o por qué, pero esa mezcla de pasado y presente es muy reconfortante y aunque personalmente hay cosas que no me terminan de convencer, siempre termino sus historias con muy buen sabor de boca. 

La Chica de Hielo a pesar de tratar temas muy duros (abuso sexual, trastornos de la conducta alimentaria...) acaba resultando por momentos una historia tierna muy centrada en lo importante que es tener un grupo de amigos que te acojan y te ayuden a salir del agujero cuando caes dentro. La manera de Andrea de explorar algunos temas como el acoso escolar me ha resultado francamente realista: ¿quién no ha tenido un profesor como Guzmán? ¿Cuántas veces hemos vivido el ver como el profesorado protegía al abusón y responsabilizaba a la víctima por los actos del primero?  Pequeñas cosas que te recuerdan, cuando ya eres un poco más mayor y has dejado todo eso atrás por fortuna, lo cabrones que pueden ser algunos y lo poco capacitados para la docencia que están otros. En esa escena concreta que no describiré por no hacer spoiler, sentí la impotencia y la rabia que sentía yo misma cuando me sucedía algo así en el instituto, y la desgana que genera todo ello en uno mismo hasta que dejas de ir a clase. 

Y... y luego están ellos: Daniel, Eli, Kala y Nikolai. Los amigos que están tan jodidos como ella y que la aceptan tal y como es. La verdad es que el vínculo emocional que se forma entre los cinco y como se desarrolla en la historia me ha encantado, aunque... me hubiera gustado ver más de algunos personajes y entender mejor a otros. Kala, tan tímida que ni siquiera se luce en el libro... con los demás siempre he notado su momento de brillar, pero de Kala apenas me acordaba durante toda la historia porque apenas era mencionada como una parte relevante del grupo. Y digo apenas, no digo que fuera algo total y absoluto, pero bueno, que me da penilla. 

Como digo, a pesar de que a mi me haya resultado irónicamente una lectura reconfortante, en realidad La Chica de Hielo es una historia dura que habla de abusos y de querer desaparecer. Querer desaparecer tan fuerte que dejas de comer. De cómo no puedes contarlo porque sabes que no te van a creer y de cómo no quieres ser una decepción para tu familia porque en realidad fue tu culpa ¿no? lo que pasó, y lo que haces ahora... siempre será todo culpa tuya. De la presión familiar por cumplir unas expectativas y de que una madre pueda saber que no estás bien pero no sepa como afrontarlo y acabe haciéndote más daño aún. 

El único pero que le pondría es la cantidad de expresiones traducidas literalmente del inglés que se cuelan a veces, algo totalmente normal si tenemos en cuenta que la autora vive en Inglaterra, pero personalmente a mi me sacaban un poquito de la historia, así que la próxima vez espero que el editor esté un poco más atento.  Aún así, estas cosas son mínimas y no impiden en absoluto que se disfrute de su lectura.

La Chica de Hielo es una dicotomía que camina entre el dolor y la esperanza. Con una manera muy particular de contar la historia, Andrea sabe llevarnos por la cabeza y el corazón de Carmen, consigue que entendamos su dolor y, que a pesar de todo, sintamos que todo va a salir bien. Quizás es algo cliché, pero si fuera profesora, sin duda este sería uno de los libros que les propondría a mis alumnos. Supongo que la palabra que lo define, después de todo, es necesario.