Título: Gazania | Autora: Sofía Parra | Editorial: Roomie Ediciones | Precio: 15,60€ | Ilustraciones: Naranjalidad |
Antes de nada, quiero agradecer a Roomie el ejemplar para esta reseña. Es mi primera colaboración con esta editorial y estoy muy contenta con el trato recibido. Lamentablemente, me estreno con una reseña negativa, y no quiero que se tome como algo personal, porque es evidente que no lo es. Tenía ganas de leer Gazania, de verdad. Una historia desde el POV de un pederasta y de la niña que ha secuestrado puede ser desde luego algo muy interesante pero lamentablemente no ha sido el caso. No por falta de interés, que también en parte, algo que comentaré más adelante, si no porque hay demasiados problemas en este libro para que pueda considerarlo una buena lectura, ni pasable tan siquiera. Y me duele decir esto porque no disfruto haciendo reseñas negativas. pero Gazania... ha sido la primera lectura del año y la primera gran decepción.
Con Gazania Sofía Parra nos plantea un problema muy real: la desaparición de menores que sucede cada año en España y el dolor que el mismo conlleva. Gazania es una niña de once años que vive en San Vicente de la Montaña, un pueblo de no mucho más de mil habitantes, donde todo el mundo se conoce. Gazania es una niña muy madura para su edad, que adora a su padre pero que está deseando más independencia. Y el día en el que por fin su padre le deja ir sola a la escuela, desaparece. No desaparece: se la llevan. Un vecino del pueblo la secuestra y la encierra en una cabaña, y a partir de entonces, comienza la pesadilla de la niña. Atrapada en un habitación, el Brujo, su captor, la obligará a mantener su trenza todos los días intacta y a hacer cosas horribles bajo amenaza de castigos como cerrarle la llave de paso o no llevarle comida o incluso agredirla físicamente.
Gazania trata de contar muchas cosas y ninguna la hace bien. Tenemos el hilo central de la historia: el secuestro de la niña. Vamos a comenzar por ella, ya que se dice que es muy madura para su edad y es cierto: lo es. Pero hay un problema y es que con once años por muy madura que seas, no hablas como una mujer de 35. Entiendo que la autora ha querido otorgarle cierto aire poético a los pensamientos de la niña, adornarlo, pero hay un problema y es que el POV de Gazania es en primera persona y no en tercera, y las cosas que dice y como las dice también suenan irreales. Esto ocurre con otros personajes, quizás el uso excesivo de posesivos no ayude, pero me ha resultado muy molesto en la lectura.
Luego tenemos al Brujo. Voy a dejar algo muy claro y es que en este libro se habla de pederastia. Es algo que se avisa en la página de Roomie. Pero la manera de escribir ciertas escenas es repugnante. Es como si se recrease en ello. El Brujo viola a Gazania y fantasea constantemente con el momento en el que lo hará. Son escenas que aunque no son explícitas o más bien, lo que entendemos por explícitas, si que son gratuitas y morbosas. ¿A qué viene estar describiendo el cuerpo de una niña de once años constantemente, de una manera lasciva además? Entiendo que la autora quiere generarnos repugnancia. Incomodidad. Desagrado. Claro que sí. Pero esto no era necesario. Esto no es Lolita, el Brujo no es Humbert Humbert y ni siquiera Nabokov hacía unas descripciones tan morbosas. Sin duda lo peor del libro... cuando la relación entre una niña y su secuestrador se lleva por esos derroteros hay que tener cuidado con lo que se dice y cómo se dice. También hay unos fragmentos que explican el trasfondo de El Brujo, pero son muy vagos, muy pobres, y lo que se entrevé no es suficiente para entender por qué el hombre ha terminado así. Vale, tiene una obsesión con Rapunzel, y hay otras cosas que se ven pero... no sé, ha sido demasiado escaso. No digo que tenga que ser todo super explícito ni mucho menos, no es lo ideal que el narrador tenga que darte toda la información mascada, pero ni tanto ni tan calvo.
Hay más cosas que no me han gustado demasiado. Siendo esto un thriller, me hubiese gustado que no hubiera sido sencillo identificar al agresor. Y una de dos o yo soy muy avispada o... cuando el agresor aparece en la historia desde el punto de vista de otro de los personajes, con nombre y apellido, no tardamos nada en sumar dos y dos. Se van dejando pistas muy evidentes a lo largo de la novela y aunque la autora intenta ponernos otros posibles sospechosos en el punto de mira, por lo menos a mi la manera de presentarlos, dándoles una pátina de algo que nos hacía que intentásemos creer que de alguna manera, ese personaje tenía algo que esconder... sinceramente a mi me hacía pensar lo contrario, que es gente normal, a la defensiva o nerviosa por una situación semejante. Y estas dos cosas en un thriller no son convenientes, porque te cargas el suspense que se debe generar en la historia. Quizás solo me ha ocurrido a mi, ya digo, pero ha resultado decepcionante.
Los excesivos puntos de vista o POVs de distintos personajes hacen que te pierdas en la trama. También los saltos temporales... entiendo que el recorrido de la historia es algo más de un año, pero de pronto, salta medio año de golpe y... ¿y qué? Falta algo. Es como un mal montaje en una película o en una serie, una elipsis mal ejecutada. Estas cosas me sacaban mucho de la historia, y también lo hacía el excesivo uso de palabras como "decorar". "Las cortinas decoraban las ventanas" "Una lágrima decoró su rostro", "las manchas decoraban el suelo" y así todo el rato. No es la única palabra que no para de repetirse, pero si que es la que más lo hace y... bueno. No sé. Otra cosa que hace mucho es referirse constantemente al padre como ceramista y a veces, alfarero. En vez de emplear sinónimos como "el hombre" o utilizar el nombre propio, constantemente se utilizaba esa palabra. Que está bien usarlo de vez en cuando pero... ¿siempre?
Hay una cosa que personalmente me ha molestado mucho y es la inserción de la "representación LGBT" y para esto señalo que HABRÁ SPOILERS. El padre de Gazania es arrestado como sospechoso porque su coche fue visto a una hora extraña yendo a gran velocidad por el pueblo, y el vehículo coincidía con la descripción vaga que se había hecho del coche sospechoso. Lo encierran y se niega a responder las preguntas, porque resulta que estaba con Mario, su pareja. Una vez esto es desvelado y confirman su coartada, le dejan en libertad. Y ya está. ¿Por qué me molesta esto? Primero, el único motivo para meter a Mario en la historia es crearle una coartada al padre de Gazania. Pero además es que es absurdo que el señor aceptara estar en el calabozo y no decir con quién estaba porque resulta que era con otro hombre. Vamos a ver, que han secuestrado a su hija y le están acusando a él... ¿no será mucho más importante seguir con la investigación? Han utilizado a Mario para dar suspense a la posible culpabilidad de Ignacio (el padre de Gazania) y poco más. Sale en una escena en el que se ve como le apoya en la búsqueda, pero luego desaparece, ni siquiera, irónicamente, son capaces de encontrarle cuando Gazania aparece por fin en el hospital. Y digo irónicamente porque precisamente me hace gracia que en cuanto la cría aparezca digan que no han encontrado a Mario para darle la noticia. Vamos, que Mario ya ha hecho lo suyo y ya pues tal. A esto no se le puede llamar representación. Deus ex machina como mucho.
Me hubiera encantado que Gazania, la historia, me fascinase y me encantase pero de verdad que no me ha gustado nada de nada. No voy a decirle a nadie que no lo compre, si quiere darle una oportunidad están en su derecho. A mis amigos no se lo recomendaría, eso seguro, y es una pena. Me gustaría destacar una sola cosa que me haya gustado, pero es que no hay nada.
Tengo que destacar que la edición del libro (tanto por la cubierta como por la maquetación interior) es impecable. Roomie es una editorial que cuida mucho su producto gráficamente y es algo que se nota y se agradece. Una vez más agradecerles el ejemplar para la reseña y desear que aunque nuestra primera colaboración no haya sido del todo satisfactoria, sigamos en contacto.
Ya había visto varias reseñas de este libro y creeeeeeo qué cada una qué leo me confirma más que no es un libro que me interese ni nada. Puffff
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