Título: Bajo el Metal | Autora: Irene Morales | Editorial: La Galera | Precio: 17'50€ |
Estamos en Japón, año 2304. Los androides son ilegales, pero, de alguna manera, Akaashi, un neómano, el tipo de androide más avanzado y raro de encontrar, ha llegado a manos de la yakuza y necesita una reparación. Aquí es donde entran Hotar e Ichiro, dos mecánicos famosos en toda la ciudad por aceptar todo tipo de encargos y además, ser más que buenos en su trabajo. Aceptar este trabajo es arriesgado, pero también supone un gran ingreso de beneficios, así que Hotaro dice que si. Y así es como sus vidas, más o menos tranquilas, se empiezan a complicar. Porque Akaashi es mucho más que un androide, tanto como para él como para el mundo.
Bueno a ver, vamos a ver, como empiezo yo hablando de Bajo el Metal. Porque vaya movida. Es que me ha gustado mucho y claro ¿de qué comienzo a hablar primero? Digamos que si hay algo que me ha fascinado de esta historia es sin duda los personajes. Es que vaya tela. Y nunca mejor dicho, porque la red de personajes que se teje en esta historia y que casi todos por no decir todos, estén conectados o acaben estándolo de una manera o de otra es una locura. He de confesar que he llegado a perderme en ciertas ocasiones con la cantidad de personajes que maneja esta historia, culpa mía, porque ponerme a leer justo antes de quedarme dormida no era la mejor de las ideas, y es que hay que estar muy atento a quién, cuándo, dónde y por qué. Son muchos personajes, muchas relaciones distintas entre ellos, tanto que puede llegar a abrumar, y no lo digo como algo negativo porque este para mi ha sido el corazón de la novela. Ni el Barrio Escondido, ni el Japón del futuro, ni la historia de los robots... no. Los personajes y sus problemas que, sorpresa, vienen dados por culpa de otros personajes de la novela. Que dicho así suena de lo más corriente, pero os prometo que no, que esto es una pasada, que es un universo el que hay dentro de cada personaje y cada relación es otro microcosmos hasta que se juntan todos y se crea lo que es Bajo el Metal. Hasta los que en un principio no crees que vayan a tener relación la acaban teniendo y no deja de resultar sorprendente y lógico al mismo tiempo. A su vez, obviamente hay personajes más relevantes que otros. No puedo decir que Hotaro por ejemplo esté entre mis favoritos, pero cuando entra Karma en acción, o boi, ahí me dan la mandanga que yo quería. Vamos, que hay personajes para todos los gustos.
En cuanto a ambientación, probablemente es uno de los puntos mas raros de la novela. Es Japón, hay roboces y yakuzas, gente que se viste con kimonos y yukatas, visitas a los templos... pero al margen de estas cosas puntuales no mucho más indica que eso sea Japón. Tampoco puedo ponerle mucha pega, puesto que es un Japón del futuro y vete a saber como estará el mundo dentro de chorrocientos mil años ¿hay que ceñirse mucho a la ambientación? ¿O puede una desviarse un poco del camino? Ciertos elementos tradicionales siguen allí, por lo que... no sé, no es tan descabellado. Tenemos tendencia a imaginarnos un Japón hiperfuturista, porque el de ahora ya nos lo parece, y cuando nos plantean algo distinto nos choca. No es que esté este al margen de la tecnología pero desde luego no es lo primero que pensamos cuando nos dicen que pensemos en un Japón de dentro de trescientos años.
Hay partes que si que es cierto que no me han acabado de convencer. Esta es una novela con aviso de contenido y no es para menos, porque hay escenas muy duras, y hay que tenerlo en cuenta antes de coger el libro. Mi problema no es ese, en absoluto. Lo que ha pasado es que lo he sentido todo muy precipitado y brusco, una narración que a veces buscaba más el impacto que el comunicar (como digo, mi impresión, probablemente, es más, estoy segura de que me equivoco y la autora no buscaba eso en absoluto) y eran escenas que se me quedaban algo huecas, que era como... si, veo lo que haces ¿y? No me acababa tampoco de creer las emociones que dichas acciones despertaban en los personajes que veían esas escenas, se me hacía un poco artificial, y al ser tan breve y escueto y a la vez gráfico, esa sensación de "te cuento esto porque hay que meter cosas duras pero tampoco mucho" se me ha quedado muy calada. Y me estoy explicando un poco regular pero bueno.
Por lo demás, no puedo mentir, no puedo decir que he odiado Bajo el Metal con todo mi ser, porque no soy capaz. Hay frases, muchas con las que acaba algunos capítulos o pasajes en las que cambia de un escenario con unos personajes a otros, que te dejan pensando. Pero pensando en plan "woa she really did that". Irene, hija, es que escribes muy bien, permíteme que te diga. Yo no puedo decir más.
Leed Bajo el Metal, cobardes.
En cuanto a ambientación, probablemente es uno de los puntos mas raros de la novela. Es Japón, hay roboces y yakuzas, gente que se viste con kimonos y yukatas, visitas a los templos... pero al margen de estas cosas puntuales no mucho más indica que eso sea Japón. Tampoco puedo ponerle mucha pega, puesto que es un Japón del futuro y vete a saber como estará el mundo dentro de chorrocientos mil años ¿hay que ceñirse mucho a la ambientación? ¿O puede una desviarse un poco del camino? Ciertos elementos tradicionales siguen allí, por lo que... no sé, no es tan descabellado. Tenemos tendencia a imaginarnos un Japón hiperfuturista, porque el de ahora ya nos lo parece, y cuando nos plantean algo distinto nos choca. No es que esté este al margen de la tecnología pero desde luego no es lo primero que pensamos cuando nos dicen que pensemos en un Japón de dentro de trescientos años.
Hay partes que si que es cierto que no me han acabado de convencer. Esta es una novela con aviso de contenido y no es para menos, porque hay escenas muy duras, y hay que tenerlo en cuenta antes de coger el libro. Mi problema no es ese, en absoluto. Lo que ha pasado es que lo he sentido todo muy precipitado y brusco, una narración que a veces buscaba más el impacto que el comunicar (como digo, mi impresión, probablemente, es más, estoy segura de que me equivoco y la autora no buscaba eso en absoluto) y eran escenas que se me quedaban algo huecas, que era como... si, veo lo que haces ¿y? No me acababa tampoco de creer las emociones que dichas acciones despertaban en los personajes que veían esas escenas, se me hacía un poco artificial, y al ser tan breve y escueto y a la vez gráfico, esa sensación de "te cuento esto porque hay que meter cosas duras pero tampoco mucho" se me ha quedado muy calada. Y me estoy explicando un poco regular pero bueno.
Por lo demás, no puedo mentir, no puedo decir que he odiado Bajo el Metal con todo mi ser, porque no soy capaz. Hay frases, muchas con las que acaba algunos capítulos o pasajes en las que cambia de un escenario con unos personajes a otros, que te dejan pensando. Pero pensando en plan "woa she really did that". Irene, hija, es que escribes muy bien, permíteme que te diga. Yo no puedo decir más.
Leed Bajo el Metal, cobardes.
Wow. No tenía idea de este libro y se lee súper genial, me atrapaste desde Japón, androides ilegales y yakuza. Me lo apunto y muchas gracias por presentarme este libro :D
ResponderEliminar¡Holaaa!
ResponderEliminarTengo pendiente a esta autora y además le tengo muchas ganas porque todos hablan maravillas de ella. Espero hacerme pronto con su novela.
Nos quedamos por tu blog
¡Nos leemos!
Lady Moustache (Modus Leyendi)
Tiene buena pinta. No conocía tu blog, me quedo de seguidora y te invito a que te pases por el mío si te apetece.
ResponderEliminarUn abrazo.
Japón futurista, suena muy bien. Y gracias por la advertencia, la fibroniebla a veces hace de las suyas y no entiendo lo que leo. Este será uno de aquellos libros para leer en los días buenos. Una excelente reseña, muy objetiva. 👍
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