Título: Perséfone | Autor: Loïc Locatelli- Kournwsky | Traducción: Julia Osuna Aguilar | Editorial: Sapristi | Precio: 19'90€
Perséfone es la hija adoptiva de Démeter. Ambas viven en Eleusis, un lugar tranquilo y con cierto aire evocador, donde la magia es real. Pero solo para aquellos que la heredan. Démeter es una de las hechiceras más poderosas de Eleusis pero Perséfone, al ser su hija adoptiva, no puede hacer ningún tipo de magia. Démeter además fue la responsable de acabar la guerra contra el submundo, el Infierno, Hades y su ejército, algo que le añade una presión extra a Perséfone. Porque hubo un día en el que ambos mundos pudieron convivir, no sin cierta tensión, pero el comercio era posible, y los habitantes del Infierno, a pesar de sus carencias, no pasaban hambre. Después de la guerra contra Hades, las fronteras se cerraron, siendo una condena para todas las personas inocentes que vivían en el submundo.
Y un día Perséfone es secuestrada y llevada al Infierno y nada más llegar, es forzada por su secuestrador a comer La Fruta de la Condena, el único vegetal que es capaz de crecer en los terrenos del Infierno. Y como su nombre indica, si la ingieres no puede pasarte nada bueno: el cabello se te tornará de un color azul y jamás podrás abandonar esas tierras. Algo que para Perséfone es ciertamente, una mala noticia, ya que a pesar de que allí descubrirá quién es, su vida sigue estando en Eleusis.
Porque si, Perséfone no sabe quién es o más bien desconoce quién puede llegar a ser, y allí comenzará a entender de dónde viene y un montón de cosas que siempre se habían escapado a su comprensión debido al desconocimiento de sus orígenes. Descubrirá que el Infierno es un lugar mucho más amable de lo que creyó desde niña y se implicará con sus habitantes. Si en algo es buena, es en botánica, y si algo le falta al Infierno, son alimentos debido a que allí no crece nada comestible. Así que se propondrá sembrar en tan infertil tierra para que sus habitantes no se vean obligados a consumir La Fruta de la Condena.
En fin, estamos frente a una versión actualizada del mito griego de Perséfone que ya conocemos, una versión que puede ser complicada de tragar pero que en las manos adecuadas puede salir bien. Y si, las de Locatelli-Lournwsky son más que adecuadas porque el resultado es impecable, tanto por parte del guión como por la parte visual, que es la que más me ha encandilado. Si el mito original la historia esta más que ligada a la muerte en este caso, el enfoque es otro, lo que hace esta versión aún más curiosa pero no por ello mala.
Así que si, tenemos que hablar del color y del dibujo. Sería bueno señalar que los colores son muy desaturados, sin ser pastel, dando el aspecto de estar viendo una fotografía antigua; y por otra parte, el dibujo se caracteriza por trazos rápidos y casi descuidados, lo que le da un dinamismo a la historia que le va muy bien, en especial a las escenas de acción. En estas partes no hay textos explicativos, es puro movimiento, y simplemente con cuatro páginas entendemos qué está pasando y cómo se ha resuelto el conflicto. Y es que hay dibujantes que no saben como trasladar una escena de estas características sin ser tediosos, y aquí las páginas vuelan.
El diseño de personajes es impecable y es imposible no pensar en Ghibli y su adaptación de El Castillo Ambulante. El vestuario de alguno de los personajes (especialmente el de Radamantis, el hijo de Hades) recuerda muchísimo al de Howl; mientras que los habitantes de Eleusis parecen sacados de la clientela de la sombrerería en la que trabajaba Sophie. Este contraste de vestuarios dependiendo del mundo en el que se desarrolla la historia también se nota por supuesto, en los escenarios. Claramente diferenciados, tanto como el Infierno como Eleusis son extremadamente bellos. El Infierno, lejos de ser un lugar frío y cruel, a pesar de la paleta de tonos escogida por el autor, no transmite en absoluto esa sensación. El encanto de esta parte reside precisamente en la vuelta de tuerca que ha conseguido hacer el autor de unos tonos y un imaginario típicamente maligno para llenar de calidez las páginas con otros detalles.
Eleusis, por otra parte, puede recordarnos tanto como por sus colores como por sus habitantes y edificios a un pueblecito italiano de los años cuarenta. Un mundo apacible, con comercio, ocio, educación, casi un paraíso si no fuera por los ataques ocasionales por parte del ejercito del Infierno.
En conclusión, Perséfone, la obra, es una delicia para la vista. Su lectura es interesante y rápida, conceptos que no son incompatibles aunque pueda parecerlo, y sobre todo lo que más enamora es el diseño de personajes, vestuario y escenarios. Es un retelling arriesgado, con una vuelta de tuerca de lo más interesante, unos personajes memorables (y adorables, y dulces, y achuchables...) que es difícil de olvidar.
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