28.2.17

DESAYUNO EN JÚPITER DE ANDREA TOMÉ



Ofelia Bachman. Ha suspendido la selectividad y pasa el año que queda hasta el próximo intento en Gales con su padre. Allí pasa el tiempo en la asociación Hiraeth para enfermos terminales y en compañía de su amigo Harlon. Ofelia es estrafalaria y lo demuestra en su forma de vestir. En realidad Ofelia es muchas cosas, muchas cosas buenas, pero ella parece que no es capaz de verlas.

Amoke Enilo es convencionalmente hermosa, su piel de color ébano parece una declaración de intenciones política y además es lesbiana. Amoke es muchas más cosas además de eso. A pesar de amar el orden y ser una responsable estudiante de biología, adora el punk y a su hermano Tayo, por el que haría cualquier cosa.

Ofelia y Amoke se conocen en el hospital de Holyhead, ambas conectadas por Miss Wonnacott, la novelista más afamada de los últimos tiempos, que parece que está a punto de fallecer... por cuarta vez. Ofelia es una admiradora de la escritora, mientras que a Amoke le interesan más otras cosas que esta pueda decirle, sobre todo las relacionadas con su enfermedad. Amoke quiere saber cómo es. Y ambas, por casualidades no demasiado casuales, acaban trabajando para Miss Wonnacott, una como su biógrafa (o más bien, como su transcriptora) y la otra como su secretaria. Y poco a poco, en sus viajes en tranvía y sus conversaciones triviales, algo más empezará a surgir entre ambas. Mientras tanto, la historia de Miss Wonnacott sigue, y todo termina formando parte del mismo tapiz de vidas enredadas perfectamente tejido para llegar a nuestros días.

Me estreno con Andrea Tomé de una de las mejores maneras posibles. Iba con miedo, miedo a encontrarme algo decepcionante, algo problemático, algo terrible. Sin embargo, entre las páginas de Desayuno en Júpiter he encontrado una relación preciosa, dudas sobre la propia sexualidad y magia, magia de la de verdad, de la de historias de fantasmas y viejas leyendas.

He encontrado temas como la lesbofobia y la bifobia, así como el racismo, que no han sido directamente mencionados pero si referenciados con ejemplos del día a día que viven los personajes y ¿sabéis qué? Normalmente apuesto por llamar a las cosas por su nombre pero aquí no hacía falta. Me he encontrado con otros temas espinosos: la guerra de Irak y el síndrome de estrés postraumático, la drogadicción y el alcoholismo, la trilocotomanía y la salud mental en general.

Si a algo le pongo pegas es al personaje de Miss Wonnacott y a su manera de expresarse, tan forzada y anacrónica. Parecía que al hablar, la escritora se obligaba a que el personaje sonara como una persona de 92 años y al final lo que ha conseguido ha sido algo que no parece ni viejo ni joven... a veces diccionario de sinónimos y antónimos, otra una vieja pretenciosa (que en parte es lo que es) que cree escribir mejor de lo que en realidad lo hace.

Dejando esto a un lado, Desayuno en Júpiter ha sido una lectura tierna y especial. Como siempre, el leerlo o no es vuestra decisión, yo solo he venido aquí a dejar mi opinión...



A las víctimas del atentado homófobo del club Pulse, Orlando, y a sus familias. A todas las personas que se identifican como queer; sin pedirlo, somos soldados que ponen en peligro su vida por el acto revolucionario de amar. Si seguimos luchando, día a día, es porque siguen matándonos.

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