Un Final Para Rachel de Jesse Andrews

Si soy sincera, quería leer este libro por curiosidad masoquista. Estoy hasta el gorro de escritores que escriben sobre enfermedades terminales e intentan sacar la lágrima del lector a punta de navaja a costa de un sufrimiento que probablemente no hayan llegado a vivir en sus propias carnes. Y por eso cuando cogí Un Final Para Rachel, lo hice con pinzas, sin fiarme demasiado de su contenido. Pero después de leer la nota introductoria que hace el protagonista sobre su propio libro (está narrado como si el propio Greg Gaines estuviera dale que te pego al procesador de texto y fuera plenamente consciente de que lo que tenemos entre manos es un libro), supe que estaba delante de algo diferente. Si queréis saber mi opinión al respecto: si, me ha gustado, y bastante.

Quizás sepáis que va de una chica con cáncer, así que también es posible que también estéis pensando: "¡Genial! Seguro que está repleto de sabias reflexiones en torno al amor, la muerte y el paso a la edad adulta. Seguramente me hará llorar como una magdalena de principio a fin. Qué ganas tengo de empezarlo". Si lo anterior describe con acierto lo que estáis pensando, lo mejor que podéis hacer es tirar este libro al cubo de la basura y salir corriendo. Porque debo decir que no aprendí absolutamente nada de la leucemia de Rachel. De hecho, si de algo puedo presumir después de todo lo que pasó es de saber menos aún acerca de la vida.

Greg Gaines, protagonista de la novela, nos irá narrando el que es su último año de instituto. Ya se sabe, cuando tienes que empezar a tomar decisiones. Y además todo se le junta con que su madre quiere que vaya a visitar a Rachel, una antigua conocida que ha contraído leucemia. Greg no quiere ir porque a él Rachel le da exactamente lo mismo, pero su madre le da tanto la brasa que acaba accediendo. Pero la verdad es que durante el libro no sabemos mucho de Rachel y de lo que pasa, ya que Greg simplemente se encarga de visitarla e intentar hacer que sus días sean algo más amenos enseñándole sus películas y haciendo payasadas. La historia se centra en Greg y en su amigo Earl, y tratan la enfermedad de Rachel desde un punto de vista que no idealiza ni te hace pensar que las personas con cáncer son santas o más sabias que el resto de los mortales por estar muriéndose.

La verdad es que es complicado hablar de un solo punto central de este libro porque  hay varios. El título original, Me and Earl and the Dying Girl me parece mucho más acertado porque resume perfectamente lo que nos encontraremos dentro. No se centra en la historia dramática de Rachel, ni en la de Earl, si no que Greg nos cuenta, en ocasiones utilizando el formato de un guión de cine, como son sus relaciones con estas personas.

Probablemente este no es un libro fácil, ya que se cuentan cosas de una manera que mucha gente creerá que es insensible; incluso yo misma he tenido ganas de cruzarle la cara a Greg o a Earl en más de una ocasión. También me he indignado un poco con la representación que se hace de Earl, el mejor amigo de Greg: Earl es negro y vive en los suburbios, con una madre alcohólica y ausente y unos hermanos miembros de bandas callejeras y camellos que se pasan la vida jugando a videojuegos y colocados. Sin embargo la resolución que toma al final del libro es francamente realista y consecuente con su vida. La verdad es que aunque Earl a veces también tiene cosillas, es un personaje interesante y complejo que visto a través de los ojos de Greg, al que no le importan demasiadas cosas más allá de pasar sin pena ni gloria por el instituto, a veces se queda como el "amigo negro agresivo", cuando va mucho más allá.

—Ellos tienen mucho que arreglar por su cuenta antes de que yo pueda echarles un cable. Quiero a mi madre, pero tiene problemas con los que yo no puedo ayudarla. Quiero a mis hermanos, pero tienen que coger las riendas de su puta vida antes de que yo pueda ayudarlos. De lo contrario, solo conseguiré que me hundan con ellos.

El principal problema de que Greg se quede con estas impresiones superficiales es que no intima con nadie. Su mejor amigo es Earl, pero lo llama compañero de trabajo porque hacen películas juntos. No quiere llevarse mal con nadie y por eso consigue mimetizarse en los diferentes grupos sociales del instituto, sin encajar realmente en ninguna parte. Lo que de verdad le gusta hacer es rodar películas malas con Earl, pero no enseñárselas a nadie y por eso, cuando acepta rodar una película para Rachel, se caga de miedo ya que es una persona tremendamente insegura. Y bueno... lo que pasa lo tenéis que descubrir vosotros.

Comentar que Un Final Para Rachel ha sido adaptada al cine y que ganó el premio del Festival de Sundance en la categoría de cine dramático, tanto de la crítica como del público, y que dentro de muy poquito se estrenará en Estados Unidos, aunque aún no se sabe cuando llegará a España.

Muchas gracias a Nube de Tinta por el ejemplar para la reseña.